La piscina es de uso público lo cual es muy inconveniente porque es pequeña y hay pocas sillas. La primera tarde que llegamos hubo un grupo de personas (no huespedes) quienes incumplieron muchas de las reglas que nos hicieron firmar a nosotros, como tomar y comer dentro de la piscina, brincar y sobre todo hicieron muchisimo escándalo (musica ranchera a todo volumen y cantando y gritando) hasta las 21:00 y ocuparon todas las sillas sin ser huéspedes. Todo eso con complaciencia del personal.
El desayuno es muy básico, no incluye frutas, ni té, ni tostadas. El servicio en general es lento y solo hubo dos muchachas atendiendo todo el hotel.
Las habitaciones (con una cama) en la torre son bonitas pero la familiar (No 8) es bien básica, no tiene ningun mueble donde guardar ropa o guindar algo. Ni una silla.
El lugar es bien bonito pero no se deberia abrir al público cuando hay huéspedes y deben mejorar la atención, y algunos detalles de las habitaciones.