Llegamos un día después como consecuencia de un overbooking. Llamé y no tuvimos problemas en mantener la reserva, pero al llegar y ver que el hotel está en medio de la nada, nos toca esperar 20 minutos a que el recepcionista llegue. Le comento el problema y me dice que me van a cobrar la reserva de la noche anterior diciéndome que me ponga en contracto con Expedia, los cuales, por supuesto, tampoco me devolverían el dinero. Una vez bajamos, el recepcionista desaparece y yendo con un bebé y un niño pequeño, sólo se ofrece un conductor de autobús el cual se ofende por preguntarle si no hay nadie del hotel que nos pueda ayudar, por lo que nos toca cargar con todo a la nosotros. Una vez en la habitación, vemos que es austera y que la cama de niño prometida es una supletoria plegable con un colchón de 10 cm. Como tuvimos que cambiar de habitación por ser inaccesible la anterior (en un sótano con una rampa de más del 60% de inclinación y 20 cm de anchura), ponen mala cara para traernos la cuna y tras una bronca entre el personal de limpieza y los de recepción, se dignan a traérnosla a la habitación nueva. La casa con toallas, sábanas y nada más, una austeridad absoluta, muy muy lejos del mar y del pueblo. De 5 noches que estuvimos, nos hicieron la habitación dos veces, la última de ellas con las camas bastante mal hechas y, por supuesto, no nos fregaron ni un plato. La piscina congelada al estar siempre en sombra. Ruidos por las noches. Un consejo: no ir allí.