Tiene pocas habitaciones y son todas estupendas, Inma es un encanto de mujer y se desvive porque estés a gusto, estuvimos como en casa, la habitación no le faltaba de nada, nevera, cafetera, espaciosa y de todo, la piscina es estupenda, los desayunos fantásticos, sin duda volveríamos. Y tienen siempre opciones para celíacos.