Gerald, el recepcionista, fue muy amable y servicial con nosotros. El entorno del hotel es precioso y la piscina es una auténtica maravilla. Las habitaciones son inmensas, se pueden perfectamente compartir entre varias personas. La única pega que le pondría a este hotel es que sirven muy lentamente el desayuno, con lo cual hay que tener disponible mucho tiempo para desayunar. Nosotros nos alojamos en este hotel tres noches y, el primer día, nos tuvimos que ir sin desayunar, tras haber esperado durante 40 minutos sin que nos hubiesen traído el desayuno, porque teníamos contratada una excursión.