Un hotel acogedor,en pleno casco histórico, con habitaciones muy limpias, camas comodísimas y con calefacción.
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La atención de la recepcionista es inmejorable, se preocupó q estuviera la calefacción puesta, y nos prestó una habitación para dejar las maletas y recogerlas al terminar de comer.
Sin duda, repetiré cuando vuelva a Cuenca