El hotel está en obras, las habitaciones están recientemente renovadas y son amplias. El baño es desastroso: no hay plato de ducha ni cortinas, te bañas en el suelo (mojándolo todo). La puerta del baño está abierta por arriba y abajo y se cierra con un pasador de madera, por lo cual no hay ninguna intimidad. Sólo dejan dos toallas por habitación, si quieres alguna extra te la cobran (y no lo avisan antes).
La conexión a Internet es buena y dejan bicicletas (de forma gratuita). En la habitación hay nevera y aguas frescas. No ofrecen desayuno, pero por la mañana ponen servicio de agua caliente y café soluble.
A excepción de una persona muy atenta, en la recepción no hablan nada de inglés. Cobran un depósito y ante cualquier cosa, tratan de quedarse con el mismo. Si la habitación da a la calle, hay mucho ruido (no hay insonorización).