Un hotel precioso, y totalmente nuevo. El diseño es muy original.
Está muy bien ubicado, aunque no está en pleno centro, tiene una parada de metro en la puerta, la línea del aeropuerto, y una parada del tranvía.
La habitación no es excesivamente amplia, pero suficiente, y muy bien decorada.
El desayuno muy bueno, y con los pastelitos típicos de Lisboa.
El personal muy amable, y el servicio muy bueno.
Dispone de restaurante en el que se cena muy bien.