La Posada y Jungla es un hospedaje familiar, bien cuidado, con piscina que es un plus, y lo mejor el personal, quiero agradecer especialmente a Rodney (disculpa si no lo he escrito bien) y a Carlos que nos hicieron sentir en familia. Lo más especial, por lo menos para mi, es que está situado en el borde del Parque Nacional Manuel Antonio por lo que puedes ver ciervos, guatusas, titis... Aunque no tiene plazas propias de parking (parqueo) tiene al lado uno privado a coste de 10$ día con vigilancia, y linda con un supermercado, la puerta de acceso al Parque Nacional, restaurantes con un precio asequible y se llega a la playa de Espadilla en menos de 5 minutos andando. Una experiencia inolvidable. Si volviera a ir a Costa Rica (ojalá) me alojaría allí de nuevo. Muchas gracias