En general es un hotel muy agradable, está un poco retirado del centro de Praga, pero tiene transporte publico a unos 500 metros de metro y tranvía. El restaurante tiene una cocina bastante buena, con una pega que la carta es un poco corta, pero por lo demás excelente. El personal es servicial y agradable, en el restaurante con bastante rotación de camareros jóvenes, a veces con dificultad para entenderse bien en ingles. En cualquier caso y en resumen un hotel muy recomendable.