El alojamiento no está del todo mal, pero las instalaciones son bastante viejas (la ducha por ejemplo era un desastre), no está especialmente limpio (tampoco sucio) y para nosotros fue un problema el no tener aire acondicionado (no pudimos dormir nada bien).
Además, tuvieron un detalle muy feo (en mi opinión) y es que, después de hacer la reserva, nos enteramos de que, si llegabas después de las 21h00 te cobraban 10 euros por "late check-in". Llegamos a las 21h08 y nos cobraron el suplemento (aun cuando el recepcionista tenía que seguir esperando a otros huéspedes - es decir, que no tuvo que quedarse 8 minutos más solo por nosotros).
Por lo demás, la localización a nosotros nos venía bien porque teníamos que coger un tren la mañana siguiente y está cerca de la estación, pero si hubiéramos pasado unos días en Milán, la verdad es que no tiene gran cosa alrededor...
Por último, por la mañana temprano comenzaron a llamar a la puerta de nuestro alojamiento y tuvimos que abrir a la señora de la limpieza porque tenía que entrar a coger ciertos productos a una especie de almacén que había en nuestro apartamento. Nosotros habíamos planeado madrugar y estábamos ya todos en marcha, pero de no ser así, hubiera sido realmente incómodo.
En definitiva, no volveré.