Primero que nada, no es un hotel, es una casa de huéspedes. Dicen que están en el centro, pero está en las orillas. Todas las habitaciones dan a un patio en donde tienen una especie de cocina y unas mesas. La ventana de nuestro baño daba a esa seudo cocina, al igual que una pequeña ventana en la habitación. El ruido empieza desde las 7 de la mañana. El desayuno es un desastre, tienes que comer lo que ellos preparan porque no les alcanza ni para un huevito revuelto; ese día hicieron dizque enchiladas, pero eran sólo tortillas con salsa, les pedí queso pero tampoco tenían. Teníamos reservadas tres noches, pero ante tanta calamidad decidimos cancelar los días restantes. No aceptaban cancelar hasta que después de mucho batallar y amenazas de acudir a las autoridades, sobre todo a salubridad, logramos la cancelación de los días restantes