Es céntrico, pero en una calle que a ciertas horas resulta peligrosa. El sábado se oía la música del pub de al lado hasta altas horas de la madrugada. La habitación tenía una sola ventana en el techo, que daba a la recepción. La entrada es ruinosa, y había una chaqueta tirada en medio, que estuvo los dos días de la estancia. Nos recibió un chico, amable, pero que nos dijo que no era personal del hostal, y poco sabía. La segunda noche nos encontramos que no habían entrado a hacernos la cama y que, por supuesto, no habían limpiado nada