Fui con mi pareja a pasar tres noches durante el fin de año de 2017. La ubicación del hostal es buena, no está en el centro pero sí en una zona bonita, con vistas a una plaza transitada pero tranquila. Hay cafeterías y panaderías buenísimas muy cerca, donde desayunamos por 3.50 euros cada mañana y compramos algo dulce o salado para reponer.
No nos suele importar demasiado el tipo de habitación mientras esté limpia y la cama cómoda, porque pasamos todo el día fuera haciendo turismo. Aún así, esta habitación era demasiado pequeña y agobiante; nos resultaba difícil movernos por la habitación con las maletas y demás bártulos (no había armario). Incluso el baño nos resultó bastante pequeño; en la ducha no cabría una persona más ancha y las piernas daban en ella al sentarte en el váter. Se nota que el hostal está reformado y pudimos ver alguna que otra habitación más amplia, pero la nuestra en concreto era muy pequeña. De todas formas, cogimos una oferta que para esas fechas estaba bastante bien y pagamos el precio de una habitación individual (20 euros/noche) por una doble (50 euros/noche). El personal del hostal fueron muy amables. Nos dejaron una botella de vino espumoso el día de fin de año y dulces. Tuve que pedirles un secador porque en la habitación no hay (no me llevé el mío pensando que sí habría) y claro, sin problema me lo prestaron.