Un pequeño hotel magnificamente situado en el centro de Venecia, a dos minutos andando de la Plaza de San Marcos. Aparte de su buena ubicación destaca la amabilidad de todo el personal, sin excepción, que nos atendió. El wifi funciona perfecrtamente. Aparte de eso tiene pequeños detalles que ayudan a hacerte sentir a gusto, como una botella de Proseco cortesía del hotel al entrar, un minibar gratuito bien surtido de bebidas o la posibilidad de tomar un café con pastas en cualquier momento del día. El desayuno es correcto; no tiene una gran variedad pero, desde luego, permite empezar bien el día especialmente si se tiene la suerte, como fue en nuestro caso, de poder tomarlo en el patio interior del que dispone el hotel. Da a una plaza con varios negocios pero no cierran muy tarde por lo que, a pesar de estar en un primer piso esto no fue un problema para nosotros. En definitiva muy contentos de haber elegido este hotel para disfrutar de tres días en Venecia.