Hotel nuevo y muy bien situado, habitación moderna y cómoda, el baño con una amplia ducha y toallas mullidas. El personal agradable, desayuno correcto. Pero la habitación con vistas a una pared de ladrillos de siete pisos, al estar ubicados en el primero y no abrirse las ventanas no veíamos ni el cielo, solo la pared justo enfrente. Dos días no pasaron a hacer la habitación, el primero lo dijimos a las 8pm cuando llegamos y mandaron a alguien a hacer la cama y poco más, el segundo era el anterior a irnos y ni nos molestamos en volver a decirlo. En el suelo del pasillo solía haber tazas o copas usadas que la gente dejaba delante de las puertas de las habitaciones y que podían pasar dos días sin recoger. No sé, una pena porque el resto de aspectos muy bien.