Las habitaciones en Europa suelen ser pequeñas, por esta razón decidí tomar una Junior Suite por comodidad y porque además tienen ducha y tina de baño. Desde que llegué, no me sentí cómoda, la persona que me recibió afuera (no uniformada) tomó mi equipaje y en recepción que se dieron cuenta de mi reacción, me dijeron que no me preocupara porque el señor trabajaba ahí. Luego que voy a subir a mi habitación a descansar con mi equipaje, me doy cuenta que hay que subir escaleras para llegar a la habitación con dos puertas pesadas que me parecía hasta riesgoso a veces entrar o salir de mi habitación). Durante mi estadía estaban constantemente pintando cosas con negro por lo que había que andar con cuidado. El desayuno es el peor que he visto en cualquier hotel que me he quedado en Europa (un compañero de viaje salía al supermercado y entregaba cosas frescas para que nos la prepararan). Y por último, tenía un check out de madrugada, llamé y la persona de turno no contestó, por lo que tuve que bajar parte de mis maletas con todo y mi problema de espalda, cuando bajé al lobby tardó mucho tiempo en aparecer, en ayudarme y poder hacer el check out e intentó como abrazarme y tirarme besos al salir (DEMASIADO RARO, PERTURBADOR y POCO PROFESIONAL ) No me volvería a quedar en este hotel ni que me lo regalaran. Cosas buenas: la habitación era bonita y espaciosa, el baño súper amplio, mini bar gratuito y cuando se dieron cuenta que necesitaba espacio de armario, subieron uno temporal.