El hotel cierra a las 9:00 pm y nadie me avisó. Cuando llegué, después de un vuelo transoceanico de tres escalas, a registrarme encontré cerrado y me tocó llamar a un teléfono. Afortunadamente tenia roaming en mi celular y pude contactar a la persona, que me indicó que no tenían mi reserva y por tanto no me podían abrir. Me tocó llamar a mi país y que me ayudarán con el número de reserva, que lo tenía pero que no podía ver por lo oscuro del lugar. Una vez con el numero volví a llamar y resultó que habían hecho la reserva con mi segundo apellido. Finalmente y tras hora y media, en la calle, varias llamadas de teléfono y soportando un frío de 0 Centígrados, me dejaron entrar al hotel. La habitación pequeña y muy sencilla, pero lo único que me importaba era poder dormir tras un viaje de casi 24 horas.