La ubicación del hotel es buenísima, a 1 minuto andando de la playa las cucharas, hay restaurantes y tiendas al lado del hotel. Es un hotel para familias, nada recomendable para parejas que quieran descansar. En cuanto a las comidas, en general todo estaba bastante bien, la pega es que en los desayunos no había zumo de naranja natural, nosotros teníamos un todo incluido y si lo querías había que abonar 2,50 euros por persona (iberostar lo incluye). La habitacion estaba renovada, pero se notaba que era un hotel antiguo principalmente en los baños, pequeños y con bañera, y las camas que no eran demasiado cómodas, la limpieza de 10. En lo que respecta a la animación, me sorprendió bastante ya que había muchos animadores españoles, y en los shows nocturnos, tb se hablaba en español, además estaban muy elaborados. Los jardines y zona de las piscinas estaban muy cuidados. Para mi el gran defecto es la ocupación de las hamacas, no hay un control, los huéspedes extranjeros dejan las toallas y enseres a primera hora (8 de la mañana) ocupando más hamacas que personas (muchos de ellos utilizan la hamaca que les sobra de mesa para las cervezas y comida), me parece una falta de respeto total ya que el 90% del tiempo estaban VACIAS, ni siquiera había gente dentro de la piscina, para mi es el gran problema del hotel, e insisto, no son los españoles son los alemanes, ingleses, etc.
Por último lo mejor del hotel el personal, siempre sonriendo, ayudando en todo y demostrando mucha paciencia