El hotel está muy cerca de la catedral, la ubicación es estupenda. Las habitaciones son amplias, camas muy cómodas, baños espaciosos y con repisas para dejar las cosas. La piscina es un buen punto, pero es piscina climatizada, no spa, con lo que da un poco de impresión. Pero es la temperatura que suelen tener estas piscinas. Lo que más nos ha gustado es el desayuno buffet: muchísimas opciones, dulce, salado, frutas, zumo de naranja natural, panes de varios tipos para tostadas, desayuno inglés, embutido, huevos revueltos, tortilla, bacon... Personal muy amable. Si volvemos a Burgos, repetiremos!