Hotel correcto si lo que buscas es únicamente un sitio para dormir una o dos noches. Las habitaciones son pequeñas y, aunque no especialmente deterioradas, sí se nota que el edificio es antiguo. Detalles como la falta de enchufes junto a la cama (solo había dos en toda la habitación) hacen evidente que no está actualizado a los estándares actuales.
El baño también era reducido y algo desfasado: tenía bañera en lugar de ducha y mobiliario básico. En cuanto a ubicación, es un punto a favor: en unos 15–20 minutos en tren estás en el centro de Milán. La zona parece segura y tranquila, y cuenta con un parking público justo al lado (7 €/día), al aire libre y con cámaras de seguridad, que resultó bastante práctico.
El desayuno, correcto, sin nada destacable. En general, una opción aceptable si buscas un alojamiento de paso, pero no especialmente cómodo o moderno para estancias largas.