Hicimos una reservación para una habitación de no fumadores, pues íbamos con niños. Nuestra primera sorpresa fue que el cuarto sí olía, y mucho, a cigarro. Cuando lo reportamos, el encargado se limitó a rociar un aromatizante, lo que corrigió el problema sólo momentáneamente. Además, las alfombras están ya muy deterioradas.